El
protocolo IPv6 hará de Internet una red más estable y fácil
de usar
El nuevo sistema eliminará el riesgo de saturación de direcciones
en la red
Una
adaptación sin traumas
La industria
seguirá regulando el protocolo IP
TEXTO:
Lluís Alonso
El
protocolo de comunicación IPv6 se ha impuesto como la solución
definitiva para que Internet sea de una vez por todas una
red de comunicaciones más estable, robusta y fácil de utilizar.
El auge de la telefonía móvil y la firme decisión de Japón
y China de basar sus redes futuras en este protocolo obligarán
a los operadores americanos y europeos a acometer las inversiones
necesarias, pese a su deseo inicial de alargar la vida de
la versión actual IPv4. Steve Deering, padre de IPv6, considera
que la nueva versión está ultimada. Sólo falta que los operadores
se pongan manos a la obra.
Todos los ponentes del encuentro mundial sobre IPv6 que se
celebró la semana pasada en El Escorial (Madrid) tenían muy
clara la imperiosa necesidad de hacer funcionar la red Internet
con el nuevo protocolo. Esto era lógico, porque al fin y al
cabo el encuentro se había organizado para promocionarlo y
dar a conocer sus ventajas.
Los argumentos que se dieron, sin embargo, trascendieron la
simple promoción. La mayoría de los asistentes salió convencida
de que operadores y proveedores de servicios y aplicaciones
migrarán con celeridad hacia la versión 6 del protocolo de
comunicación IP o IPv6.
Las direcciones IP de la versión 6 constan de 128 bits frente
a los 32 bits de la versión 4 actual, que se empezó a desarrollar
en 1972 y se implantó a partir de 1982.
El diseño de la versión 6 se inició en 1991 y desde el año
pasado está en periodo de pruebas, con resultados satisfactorios.
Faltan algunos detalles por pulir, pero el trabajo fundamental
ya está hecho, según Steve Deering, padre de la criatura.
Al tener un código más largo, el número de direcciones con
la versión 6 es infinitamente más grande que con la 4 y, lo
que también es crucial, se pueden añadir múltiples funciones
en cada dirección, como la prioridad de paso.
China
inclina la balanza
La actitud favorable hacia la rápida adopción de IPv6 por
parte de la industria y los operadores se inició el año pasado,
según Latif Ladid, presidente del Forum IPv6 y vicepresidente
de Ericsson. Fue entonces cuando se decidió que las redes
de telefonía móvil de tercera generación funcionarían con
este protocolo en todo el mundo y cuando el Gobierno y los
grandes operadores de Japón lo adoptaron. "La posición también
favorable de China ha dinamizado el proceso de adopción de
IPv6 en todo el mundo", dice Ladid.
El principal motivo para el nuevo protocolo es el peligro
de saturación de direcciones IP (protocolo de Internet) en
un futuro. Aunque con IPv4 se pueden asignar hasta 4.300 millones
de direcciones IP, en realidad más de 2.500 millones se repartieron
a mitad de los ochenta. Algunas universidades estadounidenses
tienen millones de direcciones fijas (que soportan a millares
de usuarios), aunque utilicen sólo unas pocas, mientras que
Japón o China tienen decenas, porque en su día no expresaron
interés por ellas.
Los nuevos aparatos móviles necesitarán cada uno una dirección
IP, con lo cual se prevé que entre 2005 y 2010 serán insuficientes.
Las direcciones que pueden haber con IPv6 son 340 cuatrillones
o 340 seguido de 36 ceros, suficientes para que cualquier
cacharro que surja en las próximas décadas, por extravagante
que sea, tenga su propia dirección IP y esté conectado a Internet.
En estos momentos, cuando alguien se conecta a Internet desde
su ordenador de casa, su servidor le adjudica una dirección
IP temporal, que cambia cada vez. Con IPv6, cada accesorio
tendrá asignada una dirección única para siempre y se podrá
localizar en cada momento dónde se encuentra, lo que es básico,
por ejemplo, para un teléfono de tercera generación. La "conexión
permanente a Internet", de la que tanto se habla, es imposible
si la dirección IP va cambiando continuamente.
Hace un año, aproximadamente, diversos grupos americanos se
alarmaron por la pérdida de intimidad que representaría poder
ser localizado por el operador o una instancia judicial. La
protesta se aminoró cuando se propuso que quien no quisiera
ser detectado podría desactivar la parte del código que localiza
al remitente del mensaje, aunque ello limitará sus funciones.
La intimidad de la comunicación, por otra parte, se ve reforzada
porque será mucho más difícil que un tercero intercepte la
comunicación, como pasa ahora con la red telefónica.
Además de la localización permanente que permite una dirección
IP única, el protocolo IPv6 lleva un código que establece
la prioridad de la comunicación y la seguridad intrínseca.
Con el sistema actual IPv4, se procura que la comunicación
sea lo más rápida que se pueda (se conoce como best effort
Deering, que ha contribuido decisivamente al desarrollo de
IPv6 y está considerado como su fundador, aseguró en El Escorial
que el nuevo protocolo restaura la integridad de Internet,
que cada vez se está degradando más al añadirse redes adicionales
a través de túneles y pasarelas de acceso. "Como cada aparato
tendrá su propia dirección, accederá directamente a la red
central de Internet, sin pasar por redes secundarias, y se
podrá garantizar un funcionamiento robusto y estable".
La creación de la Nueva Internet, como se conoce por algunos,
establecerá un sistema distinto de tarifas, servicios y acuerdos
entre operadores, proveedores de aplicaciones y usuarios.
El cliente final podrá utilizar el mismo ordenador que ahora
con el simple añadido de un programa de acceso. Es más, durante
varios años coexistirán ambos protocolos, con lo que será
aconsejable tener ambos instalados en los aparatos que lo
permitan. Se deberán adaptar las aplicaciones al código más
largo y, sobre todo, los operadores tendrán que invertir en
infraestructura de conmutación de paquetes.
Todas las redes de datos convergerán hacia la conmutación
por paquetes según el sistema IP, que busca el camino más
idóneo y se reconfigura automáticamente en caso de destrucción
parcial de la red. Con IPv6, el acceso a Internet se simplificará
porque toda la complejidad estará dentro de los códigos añadidos
a los paquetes de datos. Esto hará, como dijo John Hart, de
3Com, que alguien tan patán como Homer, de la familia Simpson,
pueda utilizar Internet. La red estará abierta a todos y será
tan sencilla de usar como ahora el teléfono. Por eso aconsejó:
"No se olviden de Homer".
Una
adaptación sin traumas
La adaptación de las aplicaciones actuales a la nueva versión
es una tarea tediosa, pero nada complicada. Steve Deering
lo compara a lo sucedido con el efecto 2000, en que se hubieron
de añadir dos cifras del año a millones de líneas de código.
Latif Ladid advierte de que cuanto más se posponga el cambio
a IPv6, más complejo será el proceso. A diferencia del efecto
2000, no hay fecha tope para hacerlo. Lo razonable sería que
se empezara la adaptación ahora, dicen sus impulsores, aunque
lo probable es que no haya modificaciones sustanciales antes
del año 2003. Aun así, se estima que el periodo de transición
duraría hasta el año 2005, como mínimo.
La
industria seguirá regulando el protocolo IP
La
industria ha gestionado desde el principio todo lo relacionado
con el protocolo IP y así seguirá siendo. "Es un tema que
afecta únicamente a la industria, al margen de organismos
como la Unión Internacional de Telecomunicaciones y la ETSI",
aunque debe realizarse en libre competencia, según José Ángel
García, de la Comisión de Telecomunicaciones.
La cuestión es cómo convivirá el sistema de conmutación de
paquetes, en el que se ha impuesto el protocolo IP, con el
sistema telefónico de conmutación de circuitos de las redes
públicas. Hay dos enfoques, según García Cabrera: el de la
IETF (organización internacional que trabaja en el desarrollo
técnico de Internet), que busca la interoperabilidad de las
redes públicas y privadas y de voz y datos, y el de la ETSI
(instituto europeo de normativas de telecomunicaciones), que
quiere la integración de las redes.
Para García, existe la "cuestión filosófica" de cómo dar cobertura
a Internet. No es previsible que la regulación le afecte.
La Comisión Europea opina que no es su intención ponerse en
los recursos de numeración telefónica, ahora regulados por
el sistema E-164. Sin embargo, admitió que hay preocupación
por la fragmentación de la numeración con el IPv6.
Las cuestiones jurídicas serán más complejas que las cuestiones
técnicas en el nuevo entorno de redes globales del IPv6. Ahora
la telefonía está regulada por el sistema ENUM, que asigna
recursos a cada número telefónico. "ENUM es la clave para
la convergencia de las redes telefónicas e IP y puede facilitar
la traducción de un número telefónico, con los derechos y
obligaciones que fija la actual normativa, a la red IP". Habrá
ya problemas regulatorios con UMTS, porque la red móvil de
tercera generación mezcla conmutación de circuitos según el
sistema tradicional y de paquetes según IPv6.
Si se fusionan, un abonado podría tener un único número telefónico
del cual colgaran varias direcciones IP, también únicas, que
podría gestionar a su conveniencia. Para ello ENUM debería
introducirse en el mundo IP y este último aceptar la sumisión
a los organismos reguladores nacionales e internacionales.
La cuestión no es baladí: una cobertura legal de 340 cuatrillones
de direcciones IP.
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