El Semanal - 27 de septiembre de 2000
IMPERIO DISCOGRÀFICO
Derechos de autor.
Si desea conseguir un disco de su cantante favorito, descubrir cómo suena el último trabajo de Madonna o encontrar una grabación pirata de un concierto determinado, sin tener que pagar ni un duro por ello, sólo necesita un ordenador y acceso a la Red. Desde que la revolucionaria página web MP3 www.mp3.com hizo su aparic!6n, son ya varios los servicios que se ofrecen en la Red para conseguir música sin pago previo.
MP3 es un formato digital muy comprimido que se puede bajar de Internet con mucha rapidez, manteniendo la calidad del sonido prácticamente inalterada para el oído humano. En su web, ofrecen un listado interminable de canciones que se pueden bajar al disco duro. Una vez allí, el usuario las puede reproducir siempre que quiera. Para ello sólo es necesario un ordenador con funciones multimedia, altavoces y una buena tarjeta de sonido.
Las marcas electrónicas más conocidas ofrecen reproductores de MP3 desde unas 30.000 pesetas. Con todo este equipo sólo resta escoger qué tema se desea. Napster (www.napster.com ) lo pone más fácil todavía y son los propios usuarios los que intercambian archivos musicales. Una vez instalado el programa, un buscador se encarga de poner en contacto a los usuarios para que puedan intercambiar las canciones, directamente del ordenador de otro.
En Gnutella ( www.gnutella.wego.com ), además de archivos musicales, ofrecen cualquier otro tipo de tecnología y el contacto entre los internautas es aún más directo, pues no pasan a través de un buscador centralizado. Igual que cuando se le presta a un amigo un casete o un CD para que lo grabe.
La respuesta a estos sistemas ha sido abrumadora. Sólo en Napster tienen más de 20 millones de usuarios, y las compañías discográficas están que trinan. Las querellas se suceden. El primer fallo considera culpable a MP3, condenado a pagar 22.000 millones de pesetas por violar derechos contra la propiedad intelectual de la compañía discográfica Universal. Con otras -Sony, Emi, BMG y Warner-, habían llegado a acuerdos previos por los que ha pagado a cada una 20 millones de dólares (más de 3.500 millones de pesetas). La sentencia es un castigo ejemplar y un aviso para otros servicios semejantes. Napster también ha sido demandada como responsable de que sus usuarios pirateen masivamente canciones por la poderosa Asociación Norteamericana de la Industria Discográfica ( RIAA ). La juez del caso ha establecido que en parte lo es. La compañía se defiende: si intercambiar música o cualquier otra información entre particulares es un delito, todos somos culpables en mayor o menor medida. También alegan que ellos se limitan a ofrecer un servicio de contacto entre los usuarios.
Opiniones divididas.
Algunos grupos empresariales norteamericanos como la Asociación de Consumidores Electrónicos (CEA) temen que decisiones como ésta impidan el normal desarrollo del sector y han criticado las decisiones de la juez sobre Napster, ya que consideran que está interpretando las leyes sobre derechos de autor de una manera distorsionada. Algunos portales como Yahoo!, AOL y Amazon también han alzado sus voces contra la opinión de la juez pues entienden que deja desprotegidos a los proveedores de servicios de la Red.
Incluso las grandes multinacionales se ven enfrentadas desde su interior en estas querellas. Mientras Sony Electronics critica la decisión de los jueces sobre Napster, la división musical de Sony es parte de la querella contra esa compañía. Por otra parte, el 40 por ciento de las universidades americanas ha prohibido el uso de Napster desde sus instalaciones.
En medio del lío, aparece un estudio de la consultora Jupiter Comunications que asegura que los usuarios de Napster son más proclives a comprar música y que el propio sistema les invita a comprar más porque acceden a grupos que antes no conocían.
Según este informe, las compras de música entre usuarios de este software han crecido en un 45 %. Incluso animan a las discográficas a ser inteligentes y asociarse con Napster y similares para conseguir mayores ventajas. Según las conclusiones que se desprenden del informe, el futuro es imparable.