LAS INVERSIONES DE LA IGLESIA

Los diez principales
Gescartera y la 'Iglesia', artículo de Javier Tusell
El Arzobispado de Valladolid, de cliente a colaborador de Gescartera

En la lista de clientes de Gescartera destacan las organizaciones religiosas. En total, suman más de treinta inversores entre arzobispados, obispados, diócesis, órdenes religiosas, congregaciones, parroquias y fundaciones de inspiración religiosa, con un desembolso de al menos 2.500 millones de pesetas. En la lista de inversores intervenida a la agencia de Antonio Camacho figuran algunas instituciones religiosas entre sus mayores clientes, como las Agustinas Misioneras de la Provincia de San Agustín, la Fundación Caldeiro y el Instituto Español de Misiones Extranjeras.

No todos han corrido la misma suerte en su aventura bursátil. La mayoría de las monjas y los curas, así como las diócesis de Astorga (León), Cuenca y Palencia, y las ONG Manos Unidas y Fundación Banco de Alimentos -cuya presidenta de honor es Ana Botella- han perdido al menos 700 millones de pesetas. El Arzobispado de Valladolid, sin embargo, logró salvar a tiempo 990 millones de un total de 1.020. Un movimiento que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) destaca en el informe que remitió al ministro de Economía, Rodrigo Rato, como ejemplo del caos contable de Gescartera. Javier Valenzuela Seoane, ex delegado de Gescartera en Valladolid, en declaraciones a EL PAÍS, reveló que fue él quien indicó al Arzobispado que retirase su dinero, cuando Antonio Camacho le pidió que mintiera a la CNMV, cuyos inspectores no hicieron nada tras detectar las primeras irregularidades. Javier Valenzuela fue contratado por Antonio Camacho como delegado de Gescartera tras producirse la sentencia del caso de la minería, que le inhabilitó para continuar en el cargo de director de Economía de la Junta de Castilla y León.

LOS PRINCIPALES INVERSORES

INSTITUCIÓN

INVERSIÓN (en millones de pesetas)

1. Agustinas Misioneras Provincia de S. Agustín

465,7

2. Fundación Caldeiro

248,3

3. Instituto Español de Misiones Extranjeras

157,1

4. Salesianos Inspectora de María Auxiliadora

107,4

5. Orden de San Agustín Provincia de España

102,2

6. Filipenses Misioneras de Enseñanza

97,3

7. Religiosas Filipenses

68,7

8. Manos Unidas

53,2

9. Obispado de Astorga

51,8

10. RR Madres Dominicas

48,5



El Arzobispado de Valladolid, de cliente a colaborador de Gescartera

Cuando el 'caso Gescartera' saltó a los medios de comunicación, el Arzobispado de Valladolid aparecía como el titular de una inversión en la agencia de Antonio Camacho que llamaba la atención por su cuantía, superior a los mil millones de pesetas. Más tarde, la Cadena SER desveló que el Arzobispado había sido avisado a tiempo de los peligros que se cernían sobre Gescartera, lo que le permitió recuperar su dinero antes de la intervención. Una información privilegiada de la que no dispusieron otros inversores. Sin embargo, la comparecencia ante la comisión de investigación del Congreso de David Vives, ex director de supervisión de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), desveló un papel mucho más relevante del ecónomo del Arzobispado en la estafa de Gescartera.

En marzo de 1999, Vives y su equipo decidieron centrar su investigación en el Arzobispado de Valladolid, que, con más de 1.000 millones de pesetas, parecía uno de los clientes más importantes de Gescartera. Pero las conversaciones con el ecónomo del Arzobispado, ''diálogo de besugos', según precisó Vives, no contribuyeron a aclarar cuál era el verdadero saldo de este cliente. El ecónomo del Arzobispado, Enrique Peralta, prestó su conformidad a dos saldos distintos (30 millones de pesetas y más de 1.000 millones) en apenas unos días en un intento de que la CNMV no conociese cuál era su verdadera posición. Según el testimonio de David Vives, "el Arzobispado de Valladolid colaboraba con Gescartera en intentar engañar a la comisión". El ecónomo del Arzobispado prestó su conformidad a saldos suyos distintos, que Antonio Camacho, el dueño de Gescartera, le presentó sucesivamente y que eran contradictorios. Así lo corroboran también tres documentos a los que ha tenido acceso EL PAÍS.

En cualquier caso, y vistos los problemas destapados por la inspección, el Arzobispado cobró, el 30 de marzo de 1999, un cheque por valor de 1.105 millones de pesetas. Vives sostiene que parte de ese dinero pertenecía a otros clientes y sugirió que es posible que correspondiese a 750 millones que aportó la Mutualidad de la Policía dos días después. 'Habría que investigar exactamente el valor dado en los bancos, el uso que se hizo del talón, el grado de tolerancia de la entidad frente a un descubierto' para saber si el Arzobispado se embolsó 750 millones de pesetas de la Mutualidad de la Policía, que con 1.500 millones de pesetas perdidos en Gescartera es el mayor estafado en el escándalo.
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Habría que investigarlo con más cuidado, habría que verlo', siguió Vives. "Pero lo que sí nos quedó claro es que el dinero que se le devolvió al Arzobispado no era del Arzobispado, porque salió de una cuenta en la cual el Arzobispado no tenía esa participación; eso sí quedó claro".

Con el Concordato hemos topado

Una investigación judicial que el Arzobispado de Valladolid ha tratado de impedir con el Concordato en la mano. La jueza Teresa Palacios reclamó a la archidiócesis de Valladolid su contabilidad correspondiente al año 2001, con el fin de comprobar el reflejo de su inversión en Gescartera en las cuentas de dicho año. En una primera respuesta, el Arzobispado presentó un recurso de reforma contra la petición de esta documentación, en el que veladamente se amenazaba con acogerse a los Acuerdos sobre Asuntos Jurídicos entre España y la Santa Sede de 1979, que declaran 'inviolables' los archivos eclesiásticos. El portavoz de la Conferencia Episcopal, Juan José Asenjo, recordó que el artículo primero de dichos Acuerdos Iglesia-Estado, reconoce y tutela el derecho de la Iglesia española a la custodia exclusiva de sus archivos y que estos archivos son inviolables. "Si alguna institución se niega a entregar parte de esos archivos, está en su derecho", concluyó Asenjo. Sin embargo, y ante la fuerte polémica desatada por la interpretación dada por los eclesiásticos a los Acuerdos Iglesia-Estado, el Arzobispado de Valladolid se apresuró a dar marcha atrás, asegurando que está firmemente decidido a entregar a la jueza Palacios todos los documentos que le reclame y sostiene que sólo recordaron el Concordato para que la jueza viera su voluntad de colaborar, ya que nunca han tenido la intención de acogerse a él.

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